sábado, junio 20

sábado

como casi todos los sábados,
despierto a las once de la mañana
luego de una rigurosa resaca
contraída la noche anterior.
despeinada, bajo a comprar los diarios
julio está indigando con Lanús.
No sabe si va a ir a la cancha mañana.
En el 96 se divorció de su mujer por ser
tan hincha fanático.
desayuno, tres de azúcar para un café con leche renovador.
lectura de suplementos
librillos no publicados, o si
y la inevitable limpieza
necesaria.
las plantas ya están regadas
y las sábanas rojas, colgadas.
repaso las blbliotecas
acomodo cajitas q no sirven para nada
y encuentro un libro de Mario Levreo, La ciudad
no se porque tengo la maldita costumbre de dejar pedazos de papeles
u hojas cáidas de árboles en cada libro que leo.
Creo q nunca lo terminé de leer. Y recuerdo, q éste es unos de los tantos
libros, q solía comprarme, y q no me regalaba mi amigo librero.
La ciudad, tiene sus hojas amarillentas.
Dentro de él, como tatuado, un papel con letras grandes y fibrón gastado
que reza: "tu corazón escribe
ten el valor de escucharlo"

q linda tarde me espera.
en mi ciudad ya está lloviendo.